En Can Pons hemos optado siempre por una pastelería basada en productos naturales, sin aditivos, elaborados con materias primas de temporada y de primerísima calidad, siguiendo las recetas de nuestra repostería tradicional.

En tiempo de nuestros abuelos solo se consumían los productos propios de cada temporada y los alimentos llegaban a las mesas con todo su color, sabor y olor original. En esa época, para prolongar la vida de los alimentos se recurría a procesos de conservación naturales como las conservas, la sal o el vinagre.

Pero estas técnicas se convirtieron en insuficientes con el desarrollo la industria alimenticia, que necesitaba almacenar mayores cantidades de alimentos y en consecuencia, la industria química fue ideando antioxidantes, potenciadores del sabor, edulcorantes, etc.

Hoy en día los alimentos que consumimos no son únicamente lo que nos ofrece la naturaleza: podemos encontrar fruta de verano en invierno o comprar productos de bollería que permanecen tiernos durante semanas. Todo esto es posible por unos ingredientes, los aditivos alimentarios, que nos hacen la vida más fácil pero nos plantean algunos interrogantes acerca de cómo afectan a nuestra salud.

Pero, ¿qué son los aditivos alimentarios? Los aditivos alimentarios son sustancias o mezcla de sustancias que directa o indirectamente modifican las características físicas, químicas o biológicas de un alimento. Si bien van encaminados a dar color y sabor, estabilizar mezclas o conservar y preservar los alimentos, saber su procedencia también es importante.

Los aditivos, al convertirse en un ingrediente más de los alimentos, deben figurar en su etiquetado. Pero, ¿conocemos qué significan realmente los códigos de letras y números de los aditivos?

Una vez en el mercado, los aditivos permitidos en Europa van codificados por el código "E” (E por Europa) seguido de unos dígitos determinados: los colorantes (E1XX), los conservantes (E2XX), los antioxidantes (E3XX), los estabilizantes y emulsionantes (E4XX), los edulcorantes (E4XX, E9XX), los potenciadores de sabor (E6XX) y otros (E2XX, E3XX, E5XX, E6XX, E9XX). Los aromas, naturales o artificiales, no se consideran aditivos y deben constar, con todas las letras en la etiqueta.
Si analizáramos los componentes de cada alimento que consumimos seguro que nos llevaríamos más de una sorpresa. La etiqueta lo dice todo, sólo hay que aprender a leerla y se convertirá en una herramienta que proporciona información al consumidor que le va a permitir elegir o evitar consumir alimentos que contengan determinados aditivos.

Por eso, el etiquetado de nuestros productos lo deja claro: solo utilizamos ingredientes naturales, sin aditivos.